Relación entre el nivel de conocimientos sobre fiebre tifoidea y medidas preventivas
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INTRODUCCIÓN
La fiebre tifoidea también llamada fiebre entérica es la enfermedad más endémica en la mayoría de los
países causada principalmente por S. typhi y el segundo agente causal es Salmonella enterica serovars
Paratyphi (S. Paratyphi), infectando a millones de personas, siendo un problema de salud pública en
países de bajos ingresos, como los países de África, Asia y Latino América, convirtiéndose en desafío
para la salud de estos países (1,2).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) (3), estima que cada año se enferman con fiebre de tifoidea
de 11 a 20 millones de personas, de las cuales mueren entre 128 000 y 161 000, siendo una alta carga
para la salud pública mundial, que causa 16,6 millones de nuevas infecciones y alrededor de 600 000
muertes cada año (4,5,6). Regiones de Asia y África, algunas partes de América Latina, el Caribe y
Oceanía tienen una incidencia media de 10 a 100 casos por 100 000 años-persona (7,8).
En el Perú la fiebre tifoidea se presenta de manera frecuente debido a las condiciones en que viven las
familias, por deficiencias en los servicios básicos como el agua, siendo los más vulnerables los de 0 a 4
años y los mayores de 65 años, con mayores índices de mortalidad en Cuzco, Huaraz, Ica y Cajamarca
(9,10,11). Esta enfermedad es una de las seis causas altas de morbilidad, siendo más frecuente en las
zonas pobres del país, sobre todo en adultos y jóvenes con tasas del 35% de contagios, como la
comunidad de Shumba Bajo en Jaén, donde el 40.76% de los niños menores de 10 años atendidos
presentan fiebre tifoidea (12,13).
A nivel internacional se tienen investigaciones sobre tifoidea, como las de Razzaq y Aldujaili (14),
quienes concluyeron que la dispepsia seropositiva para Helicobacter pylori es más susceptible a la fiebre
tifoidea. Essa, y otros (15) concluyen que influye de manera directa las malas condiciones higiénicas en
la tasa de prevalencia de la fiebre tifoidea. Ohanu y otros (16), indican que la fiebre tifoidea es común
en Nigeria, requiriendo vigilancia periódica a los antibióticos para lograr el tratamiento óptimo. Fusheini
y Gyawu (4), concluyen que la fiebre tifoidea es permanente y continúa, constituyendo desafío de salud
pública. Geteneh y otros (17), concluyen que la fiebre tifoidea, es un desafío grande para el país y el
gobierno.
A nivel nacional las investigaciones relacionadas son Raymundo y Bada (18), quienes presentaron 3 tipos
de fiebres en su estudio fiebre Tifoidea, fiebre Paratifoidea y fiebre Malta, por el consumo frecuente de
alimentos en lugares públicos como mercados por la deficiente manipulación de alimentos. Ñontol (13),
indica que existe relación entre la fiebre tifoidea y anemia en los menores de 10 años, siendo significativa
con p=0.008<0,05. Ronceros y Mendoza (19), existe relación entre el nivel de conocimiento de la fiebre
tifoidea y las medidas preventivas en los pacientes del Hospital San José, Chincha Alta, con valor r=0.698
y significancia p=0.000.