Volumen 12, Número 2, Abril-Junio, 2024, Páginas 27 al 44

 

DOI: https://doi.org/10.37787/0nnh5h91

ARTÍCULO ORIGINAL

Culturas ancestrales de la cuenca baja del río Santiago, una aproximación desde la Quebrada Apinkras, en Villa Gonzalo (distrito de Río Santiago, Condorcanqui-Amazonas)

Ancestral cultures of the lower basin of the Santiago River, an approach from the Apinkras Creek, in Villa Gonzalo (district of Río Santiago, Condorcanqui-Amazonas)

Anthony Alex Villar Quintana[1]*, Idelfonso Tii Impi[2] y Junias Antich Petsa[3]

RESUMEN

Con la presente investigación nos sumergimos en un área escasamente conocida por la arqueología amazonense y peruana, la cuenca del río Kanus o Santiago, el área limítrofe entre la Zona Subandina y el llano amazónico. A través del reconocimiento de un sitio arqueológico en la Quebrada Apinkras, territorio actual de la comunidad wampis de Villa Gonzalo (distrito de Río Santiago, Condorcanqui-Amazonas) y un posterior análisis del material cultural asociado, buscamos aproximarnos a la antigüedad y la caracterización de las sociedades que elaboraron dichos objetos durante su permanencia en la zona. De esta manera, identificamos que nuestra zona de estudio se encontraba inserta dentro de una gran área de interacción, principalmente en la Amazonía, en fechas aun no identificadas de manera precisa, pero ubicadas en un periodo o periodos dentro de los años 2000 a.C. y 400 d.C.

Palabras clave: Arqueología amazónica, río Santiago, cerámica, Quebrada Apinkras, Villa Gonzalo.

 

ABSTRACT

In this research we dive into an area scarcely known by Amazonian and Peruvian archaeology, the Kanu sor Santiago River basin, the border area between the Sub-Andean Zone and the Amazonian plain. Through the recognition of an archaeological site in Apinkras Creek, current territory of the Wampis community of Villa Gonzalo (district of Río Santiago, Condorcanqui-Amazonas) and a subsequent analysis of the associated cultural material, we seek to approach the antiquity and the characterization of the societies that elaborated these objects during their permanence in the area. In this way, we identified that our study area was situated within a large area of interaction, mainly in the Amazon, at dates not yet precisely identified, but l estimated to have occurred between 2000 BC and 400 AD.

Keywords: Amazon Archaeology, Santiago River, ceramics, Apinkras Creeks, Villa Gonzalo.

 

 

 

 

 

 

 

 

* Autor para correspondencia


INTRODUCCIÓN

La cuenca del río Kanus o Santiago corresponde al resultado de la evolución continental, a través de los diferentes procesos de la Tectogénesis Andina, ubicándose en el Bloque Andino del Norte, que corresponde a la zona de transición entre los Andes Septentrionales y Centrales (Sánchez et al., 2005). Desde el punto de vista morfoestructural ducha cuenca se emplaza en la Zona Subandina, limitando por el oeste con la margen este de la Cordillera Oriental, a través de la falla Almendro-Jumbilla y por el este con la cordillera anticlinal de Campanquiz o Kutukú y el llano amazónico, a través de la falla Borja (Chacaltana et al., 2012).

El Kanus o Santiago se origina en la confluencia de los ríos Zamora y Namangosa, en la cordillera andina ecuatoriana, y desciende hasta territorio peruano para alimentar las aguas del río Marañón, por su margen izquierda y muy cerca del Pongo de Manseriche (aguas arriba), donde las aguas del Marañón cortan la cordillera de Campanquiz (Chacaltana et al., 2012; Díaz et al., 2017). Dicho río es navegable, sobre todo en su cuenca media y baja, con un clima húmedo y cálido, cuya temperatura media anual oscila entre los 22° y 17 °C. En su recorrido existen islas y deposiciones de materiales detríticos, con grandes bancos de arcillas que son usadas como materia prima para la elaboración de cerámica. En esta cuenca además se ubican dos de los recursos salíferos identificados en la provincia amazonense de Condorcanqui: Onanga (salmuera o agua sal) y Yujagkin (sal mineral en domos salinos) (Díaz et al., 2017).

En relación a las investigaciones arqueológicas realizadas en dicha cuenca, estos son muy escasas en contraste a áreas próximas como en el valle del Upano (Ochoa et al., 1997; Pazmiño, 2009, 2021; Porras, 1987a, 1987b; Rostain, 1999, 2006, 2010; Rostain y Pazmiño, 2013; Rostain et al., 2024; Salazar, 1998a; 1998b; 2008), y las cuencas próximas de los ríos Morona y Pastaza (Athens, 1986; Cabrero, 2018, 2023; Cabrero et al., 2022; DeBoer et al., 1977; Duche y de Saulieu, 2009; Mogrovejo, 2019; Porras, 1975, 1987b; Rivas, 2007; Rivas et al., 2008; Rostain et al., 2014; Rostain y de Saulieu, 2019; Rostoker, 2005; de Saulieu, 2006, 2012, 2013; de Saulieu y Rampón, 2006; de Salieu y Duche, 2007). Los pocos trabajos arqueológicos publicados respecto a la cuenca del río Santiago corresponden al lado ecuatoriano (cuenca alta), donde Pedro Porras (1978) realizó importantes investigaciones enfocadas en Cueva de los Tayos, considerándolo como un espacio ceremonial de aproximadamente 1500 años a.C., con evidencias de una interacción entre distintos sitios de los Andes y la Costa. Posteriormente, Paulina Ledergerber (1995, 2006) realizó prospecciones y excavaciones en los sitios de Cushapucu, Misión Santíago y Mayalico, donde identificó una gran variedad cerámica que sugirió la existencia de ocupaciones humanas continuas, que interactuaron con distintas áreas de la Costa, los Andes y la Amazonia. Por su parte, María Ugalde (2011, 2012) registró más de un centenar de piedras con petroglifos en Catazho, en la cuenca alta del Santiago, y considero que dichas representaciones serían productos de al menos dos sociedades.

Figura 1

Mapa de ubicación de Quebrada Apinkras y otros sitios arqueológicos en cuencas aledañas. 1: Apinkras, 2: Candungos, 3: Cueva de los Tayos, 4: Santa Ana-La Florida, 5: Región del Upano, 6: Chiguasa, 7: Taisha, 8: Pumpuentsa, 9: Vargas Guerra y Sargento Puño, 10: Mera, 11: Km. 26 en la vía de Puyo a Napo, 12:Copataza, 13: Charapacocha, 14: Sharamentza, 15: Wasak Entza, 16: Huasaga, 17: Kamihun, 18: Región del Correintes, 19: Región del Chambira, 20: Pindo Yacu.

Nota. Mapa modificado por Anthony Villar en base a de Salieu y Duche 2007.

En el lado peruano las referencias arqueológicas publicadas sobre dicha cuenca corresponden por lo general a menciones (Morales, 2019; Rivas, 2007; Rivas et al., 2008), algunas con referencias y dibujos de materiales culturales provenientes de Las Salinas (distrito de Nieva), Papayacu (distrito de Río Santiago) y Achu (distrito del Cenepa), registrados por José María Guallart (1990). Asimismo, cabe resaltar que en el año 2006 Oliver Fabre y Manuel Malaver dirigieron pioneras excavaciones arqueológicas en Candungos, sitio ubicado en la cuenca media del río Santiago y cuyos datos se encuentran en proceso de publicación (Malaver, enero de 2024, comunicación personal).

Es en la cuenca baja del río Santiago (próxima a su cuenca media), en su margen derecha, donde se ubica la Quebrada Apinkras. Geopolíticamente forma parte del territorio de la comunidad wampis de Villa Gonzalo, distrito de Río Santiago, provincia de Condorcanqui (Amazonas-Perú) (Figura 1 y Figura 2). En este sitio fueron reportados objetos arqueológicos de cerámica hallados por pobladores de la zona en 2023, quienes refieren que dichos materiales fueron expuestos por la crecida de las aguas que discurren por esta quebrada. De esta manera, el presente trabajo tiene como objetivo caracterizar dichas muestras arqueológicas, con el objetivo de aproximarnos a su cronología y a ciertos aspectos sociales como su economía y áreas de interacción.

 

 

 

 

Figura 2

Mapa de ubicación de Apinkras en relación a otros sitios arqueológicos y fuentes de sal en la cuenca del río Santiago.

Nota. Mapa elaborado por Anthony Villar mediante el software Google Earth.

MATERIALES Y MÉTODOS

La presente investigación, corresponde a un primer paso para la realización de estudios más profundos al respecto. De esta manera, se realizó un reconocimiento de la zona de estudio y se registraron los objetos cerámicos hallados por los pobladores de la comunidad wampis de Villa Gonzalo. El registro de los materiales cerámicos fue realizado mediante tomas fotográficas y el reconocimiento tanto de formas como decoraciones. Este primer registro cerámico nos permitió identificar ciertas relaciones entre la Quebrada Apinkras y otros sitios ubicados tanto en la cuenca del río Santiago como en otras áreas de los Andes y la llanura amazónica (entre estos últimos las cuencas del Morona, Pastaza y Chambira), y a su vez discutir acerca de su antigüedad. Asimismo, a través de la elaboración de un mapa que incluye la ubicación de recursos salinos en la cuenca del río Santiago procedimos a realizar ciertas apreciaciones acerca del emplazamiento de los sitios y su relación con estos importantes recursos naturales (Figura 2).

 

RESULTADOS

Quebrada Apinkras y gran parte del territorio wampis de Villa Gonzalo, corresponde a llanuras aluviales, que podrían categorizarse como várzeas. El aumento del flujo hídrico en esta quebrada erosiona ambas márgenes, y en épocas de estiaje los materiales arqueológicos son observables (Figura 3). El presente trabajo caracteriza un total de 23 piezas cerámicas, correspondientes a 17 botellas (Figura 4, Figura 5 y Figura 6), un objeto de función desconocida (Figura 8.1 y 8.2), dos fragmentos de vasijas restringidas con diseños incisos sobre superficies en altorrelieve (Figura 8.3 y 8.4) y tres fragmentos de cántaros con bordes convergente convexos (Figura 9).

Figura 3

Una de las márgenes erosionadas por las aguas de la Quebrada Apinkras, donde fueron hallados los materiales arqueológicos estudiados.

Nota. Fotografía capturada por Idelfonso Tii.

Basándonos en las formas, las 17 botellas podrían subdividirse como mínimo en cinco tipos. El primero de estos correspondía a botellas con asa estribo alargada de manufactura rustica (Figura 4.1 y Figura 5) similar a las registradas en Mashingashi (en la subcuenca del rio Chapuli, tributario del río Pastaza) (Rivas, 2007; Rivas et al., 2008). El segundo tipo corresponde a botellas con asa estribo globular alargada de manufactura fina (Figura 4.3, 4.6, 4.9 y Figura 6), algunas con diseños pintados en líneas y cuyo tipo también es observado en Chambira (en la cuenca homónima) (Morales, 2019) y Watza-Kentza (subcuenca del río Huasaga, tributario del Pastaza) (Malo, 2013). El tercer tipo corresponde a botellas con asa estribo globular achatada (Figura 4.4, 4.5, 4.7, 4.10, 4.14 y 4.17), que por lo general comprenden “botellas silbadoras”, y cuya forma es observada en la cuenca del Upano (Porras, 1987a) (tributario norteño del río Santiago), en la del río Pastaza, en sitios del Transkutuku (Cabrero, 2023; Rostain y de Saulieu, 2013; Rostain y de Saulieu, 2019), así como en Copataza, Charapacocha (de Saulieu y Duche, 2007; Saulieu y Rampón, 2006; Duche y de Saulieu, 2009), Cocha Antonieta (Rivas, 2007), Patukmai y Watza-Kentza (Cabrero, 2023; Malo, 2013; Valdez, 2013), estas tres últimas en la subcuenca del río Huasaga (afluente del Pastaza).

 

 

 

 

 

 

Figura 4

Fragmentos de botellas hallados en la Quebrada Apinkras.

Nota. Lamina elaborada por Anthony Villar, en base a la fotografía de Idelfonso Tii.

Figura 5

Botella con asa estribo alargada de manufactura rustica, hallada en la Quebrada Apinkras.

Nota. Lamina elaborada por Anthony Villar, en base a la fotografía de Idelfonso Tii.

El cuarto tipo concierne a botellas con asa puente cintada (probablemente lateral) que al parecer presentaban un solo pico (Figura 4.2, 4.12, 4.13, 4.15). Botellas similares han sido registradas en el Chambira (cuenca homónima) (Morales, 1992, 1998, 2019), San Antonio (cuenca del Napo) (Arellano, 2013), en el Km 26 de la vía Puyo-Napo (entre las cuencas de los ríos Pastaza y Napo) (Duche y de Saulieu, 2009), y en la cuenca del Upano (Porras, 1987a). Y por el último, el quinto tipo corresponde a una botella silbadora de un pico con un asa lateral globular (Figura 4.8), similar a las observadas en el Upano (Porras, 1987a),  tributario del río Santiago, y en sitios de la cuenca del Pastaza, como Copataza (Duche y de Saulieu, 2009), Watza-Kentza (Saulieu y Rampón, 2006), y Lago Anatico (Rivas 2007; Rivas et al., 2008), estas dos última en la subcuenca del río Huasaga.

Cabe resaltar que, aguas arriba de Villa Gonzalo, a través del rio Santiago, los pobladores de Candungos hallaron una botella de cuerpo globular, asa puente y triple pico, con diseños escultóricos modelados de rostros antropomorfos en dos de estos (Figura 7), que podría considerarse como un sexto tipo. Dichos diseños escultóricos también son observados en Cueva de los Tayos (Porras, 1978, 1987b), en la cuenca alta del Santiago, y en su tributario más norteño, el Upano (Porras, 1987a).

Figura 6

Botellas con asa estribo globular alargada de manufactura fina, con diseños pintados en líneas, halladas en Quebrada Apinkras.

Nota. Lamina elaborada por Anthony Villar, en base a las fotografías de Idelfonso Tii.

Entre los otros materiales cerámicos registrados se observa un posible sello en forma de “t” con diseños lineales incisos (Figura 8.1 y 8.2), 2 fragmentos de cuerpos correspondientes a vasijas restringidas con diseños incisos en superficies de altorrelieve, correspondientes a círculos dispuestos horizontalmente (Figura 8.3), y círculos con punto central (Figura 8.4). Por último, también se observaron 3 fragmentos de cántaros con bordes convergente convexos y aplicaciones circunferenciales con incisiones cortantes verticales (Figura 9).

En relación a los recursos naturales de la cuenca del río Santiago, contamos con una gran variedad de flora y fauna, de hábitat acuática y terrestre, los cuales habrían servido como alimentos, medicina y en la fabricación de ciertos utensilios. Por su parte, entre los recursos minerales de la zona, destacan las fuentes de arcilla, como el de la ocurrencia Belén donde diversas especies de aves (en especial loros y papagayos) se alimentan a diario y las comunidades nativas aledañas extraen la arcilla para elaborar cerámica por su calidad, lo cual fue confirmado mediante análisis químico y difracción de rayos X. Asimismo, de las dos fuentes de sal (Figura 2) identificadas en esta cuenca, la de Onanga (salmuera o agua salina) se encuentra próximo a Candungos (a 12 Km de distancia), y Yujagkin (con domos salinos de considerable tamaño) se ubica a 30 kilómetros de Apinkras y Villa Gonzalo (Díaz et al., 2017).

Figura 7

Botella de cuerpo globular, asa puente y triple pico con diseños escultóricos de rostros antropomorfos, hallada en Candungos.

Nota. Lamina elaborada por Anthony Villar, en base a las fotografías de Celso Petsain.

DISCUSIÓN

La mayor parte de los fragmentos de cerámica procedentes de Quebrada Apinkras y descritos en el presente artículo corresponden a botellas, cuyas formas son características de las cuencas amazónicas que alimentan el Bajo Marañón, en el Alto Amazonas, sobre todo por su margen izquierda (ríos Santiago, Morona, Pastaza, Chambira, Napo, etc.). Dicha zona abarca el área actual del oriente del norte peruano y sur ecuatoriano; sin embargo, aún es complicado conocer si estas formas de botellas comprendían un lapso especifico de tiempo o si contaban con un desarrollo más largo, y es mucho más complejo aun determinar si existe una relación directa entre estos y los demás objetos cerámicos registrados, como los que presentan impresiones circulares y de círculos con puntos (Figura 8) o los cantaros con bordes convergentes convexos y apliques circunferenciales con incisiones (Figura 9).

Figura 8

Objeto en forma de “t” (1 y 2) y fragmentos de vasijas restringidas con diseños inciso sobre superficies en alto relieve (3 y 4).

Nota. Lamina elaborada por Anthony Villar, en base a las fotografías de Idelfonso Tii.

 

 

Figura 9

Fragmentos de cántaros con bordes convergente convexos y aplicaciones circunferenciales con incisiones cortantes.

Nota. Lamina elaborada por Anthony Villar, en base a la fotografía de Idelfonso Tii.

Es probable que las diferencias en los fragmentos cerámicos registrados correspondan a distinciones por fases dentro de una secuencia. De esta manera, la cerámica con decoraciones impresas de círculos con puntos nos recuerda a alfares de distintos sitios entre los 1200 y 250 a.C. (con mayor énfasis entre 800 y 250 a.C.) en los Andes Centrales, como Kotosh (Izumi y Sono, 1963), Chavín (Burger, 1998; Rick et al., 2009), Pacopampa (Morales, 1980; Rosas y Shady, 1970), entre otros. Dicho motivo también es observado en los Andes Septentrionales en sitios como Catamayo y Santa Ana-La Florida, este último entre los 2450 o 2200 y 1530 a.C. en el Chinchipe (Valdez, 2011, 2016), cuenca próxima al Santiago (Figura 1). De esta manera, sin una forma clara de la vasija que presenta dicho diseño no podemos argumentar una antigüedad específica para los ejemplares de Apinkras.

Por su parte, los tipos de botellas descritas líneas arriba, presentan propuestas cronológicas de distintos investigadores, que permiten aproximarnos a la antigüedad de su elaboración y distribución (Tabla 1). De esta manera, es importante mencionar las consideraciones cronológicas de Pedro Porras (1978) en relación a Cueva de los Tayos, en la cuenca alta del Santiago, donde se observan botellas similares a las de Candungos. Si bien, estos contextos presentan escasos datos sobre las excavaciones, cuentan con fechados radiocarbónicos y termoluminiscencia que oscilan entre los 1500 y 700 años a.C. Asimismo, en el valle del Upano dicho investigador identificó botellas de cerámicas de los tipos registrados en Apinkras y Candungos, las cuales correspondían a su fase Upano I y cuya antigüedad asignada en base a fechados radiocarbónicos oscilan entre los 1100 y 120 a.C. (Porras, 1987a). Por su parte, Daniel Morales registró algunos de estos tipos de botellas en el Chambira, asignándoles una antigüedad de 1550 a 50 a.C. (Morales, 1998a), y posteriormente indica la existencia de fechados radiocarbónicos de 2000 a.C. (Morales, 2019). En la cuenca del río Pastaza, Geoffroy de Saulieu y Lino Rampón (2006) plantearon una antigüedad tentativa de 700 a.C. a 400 d.C. para sus símiles en Copataza y Charapacocha. Mientras que Santiago Rivas, Ada Mediana, Julio Abanto, Richer Ríos y Corina Caldas (2008) consideraron una antigüedad de 1000 años a.C. en adelante para botellas de Mashingashi (subcuenca del Chapuli), Cocha Antonieta y Lago Anatico (subcuenca del Huasaga). Por su parte, en la cuenca del río Napo, Jorge Arellano (2013) planteó una antigüedad entre 1450 y 750 a.C. para uno de estos tipos de botellas en San Antonio. Mientras que Carlos Duche y Geoffroy de Saulieu (2009) consideraron una antigüedad de 700 a.C. a 400 d.C. para el sitio Km 26 de la vía Puyo-Napo (entre las cuencas del Pastaza y Napo).

De esta manera, y como se observa en la Tabla 1, las consideraciones cronológicas para el primer tipo de botella (Asa estribo alargada de manufactura rustica) corresponde a los 1000 a.C., para el segundo tipo (Asa estribo globular alargada de manufactura fina) 2000 años a.C., el tercero (Asa estribo globular achatada) oscila entre los 1100 a.C. y 400 d.C., la cuarta (Asa puente cintada) entre los 2000 a.C. y 400 d.C., la quinta (botella de un pico con asa lateral globular) entre los 1100 a.C. y 400 d.C., y la sexta (Picos con rostros modelados) entre 1500 y 700 años a.C.

Tabla 1

Tipos de botella hallas en Apinkras y sus símiles en otros sitios, con atribuciones cronológicas en ciertos casos.

 

Sitios

Tipo de botella

Asa estribo alargada de manufactura rustica

Asa estribo globular alargada de manufactura fina

Asa estribo globular achatada

Asa puente cintada

Un pico con asa lateral globular

Picos con rostros modelados

Antigüedad asignada por sitios

Cueva de los Tayos

 

 

 

 

 

1500-700 a.C. (Porras 1978: 63-64)

Chambira

 

2000 a.C. (Morales 2019: 57)

 

2000 a.C. (Morales 2019: 57)

 

 

Mashingashi

1000 a.C. - ¿? (Rivas et. al. 2008: 276)

 

 

 

 

 

Watza-Kentza

 

x

x

 

x

 

Copataza

 

 

700 a.C. - 400 d.C. (de Saulieu y Rampón 2006: 56)

 

700 a.C. - 400 d.C. (de Saulieu y Rampón 2006: 56)

 

Charapacocha

 

 

700 a.C. - 400 d.C. (de Saulieu y Rampón 2006: 56)

 

 

 

Cocha Antonieta

 

 

1000 a.C. - ¿? (Rivas et. al. 2008: 278)

 

 

 

Patukmai

 

 

x

 

 

 

San Antonio

 

 

 

1450-750 a.C. (Arellano 2013: 199-200)

 

 

Km 26 de la vía Puyo-Napo

 

 

 

700 a.C. - 400 d.C. (Duche y de Saulieu 2009: 133)

 

 

Upano

 

 

1100-120 a.C. (Porras 1987a: 297)

1100-120 a.C. (Porras 1987a: 297)

1100-120 a.C. (Porras 1987a: 297)

1100-120 a.C. (Porras 1987a: 297)

Lago Anatico

 

 

 

 

1000 a.C. - ¿? (Rivas et. al. 2008: 278)

 

Aunque existen postulaciones basadas en excavaciones arqueológicas y fechados radiocarbónicos, que consideran desarrollos más tardíos en el lado oriental del sur ecuatoriano en relación a la Costa y los Andes (Athens, 1986; Rostoker, 2003), notamos que las consideraciones para la antigüedad asociada a los seis tipos de botellas (Tabla 1) identificadas en Apinkras y otros sitios de las cuencas de los ríos Santiago, Morona, Pastaza, Chambira y Napo (algunos basados en excavaciones y fechados, que requieren ser revisados nuevamente) oscilan entre los años 2000 a.C. y 400 d.C. Por esta razón es probable que la antigüedad del material estudiado procedente de Apinkras corresponda a una o más fechas dentro de este lapso de tiempo.

Por otra parte, es importante mencionar que en Quebrada Apinkras las botellas no se hallaron asociadas a materiales que podamos considerar como pertenecientes a la denominada fase Pastaza (achurados zonales, punteados y diseños incisos), a excepción de tres fragmentos (Figura 8) que presentan ciertos rasgos similares. A diferencia de otras colecciones ubicadas al norte de nuestra zona de estudio, como la colección arqueológica del Morona-Santiago ubicada en el Museo Amazónico de la Universidad Politécnica Salesiana, investigada por Geoffroy de Saulieu y Lino Rampón (2006), y las colecciones arqueológicas del Transkutukú, en comunidades nativas de la provincia de Morona-Santiago, recientemente estudiadas por Ferran Cabrero (2023). Asimismo, en Apinkras no observamos figurinas, en contraste a las colecciones mencionadas.

Aunque no contemos con excavaciones sistemáticas en Quebrada Apinkras, las cuales permitirían identificar la existencia de fases y sus respectivas fechas (por medio de dataciones), estamos seguros que este sitio formó parte de una gran área de interacción, durante el lapso de tiempo indicado líneas arriba, la cual no solo incluyó a la Amazonia (sobre todo entre las cuencas del río Santiago y del Napo). Dado que las interacciones que incluyeron la zona del suroriente ecuatoriano y nororiente peruano también circunscribieron a la Costa y los Andes (sobre todo en el actual territorio ecuatoriano, donde fueron observados algunos de los tipos de botellas registrados en Apinkras), como lo expresado por otros investigadores (Burger, 2003; Cabrero, 2023; DeBoer, 2003; Olsen, 2003; Porras, 1978; Stother, 2003).

De esta manera, como lo notó Ferran Cabrero (2023) en relación a ciertos ejemplares de las colecciones emplazadas en la parte norte de la cordillera del Transkutukú o Campanquiz, se observan que algunos de los tipos de botellas de la cuenca del Santiago (sobre todo el primer tipo) también son visibles en Machalilla, Chorrera y Cotocollao. Cuyas filiaciones cronológicas con fechados radiocarbónicos (véase: Marcos, 1998; Zeidler, 2003), coinciden dentro del amplio rango temporal considerado para las botellas de Apinkras.

Por otro lado, consideramos que el emplazamiento de Apinkras y Candungos habría respondido a la ubicación de recursos como la sal. Lo cual es observado arqueológica, antropológica e históricamente en los Andes peruanos, en lugares como San Blas (Ondores-Junín) (Morales, 1998b; Saez, 2019), y también en la Amazonia, como en Cerro la Sal (cuenca del río Chanchamayo/ Perené, Chanchamayo-Junín) donde diversas comunidades nativas piros, campas, shipibos, cashibos, machiguengas, conibos y yaneshas usufructuaban el afloramiento de sal, algunos desplazándose un promedio de 20 días (véase: Lathrap 1970; Santos Granero, 1987; Varese, 1968). Incluso kichwas viajaban desde Ecuador, a través de los ríos Pastaza, Napo y Huallaga, durante seis meses para recoger y llevar dicha sal (Duche y de Salieu, 2009; Salazar, 2010). Así como en Cachiyacu, donde diversas sociedades habrían confluido desde áreas distantes al ser atraídas por el recurso salífero (Rivas, 2003).

En la cuenca del Santiago también existen fuentes de sal, algunas ubicadas en la cordillera del Transkutukú y en la subcuenca del Upano (Salazar, 2010). Sin embargo, las más cercanas al curso del Santiago (Figura 2) corresponden a Mayalico, ubicado en la margen derecha de su cuenca alta (actual territorio ecuatoriano), con dos vertientes de agua salada (salmuera) junto al riachuelo Tsuis (Ledergerber, 1995), cercana a Cueva de los Tayos. Por su parte, en la cuenca media se ubica la fuente de salmuera Onanga, muy próximo al sitio de Candungos y en la cuenca baja se encuentran los domos salíferos de Yujagkin cerca de Apinkras.

Prospecciones exhaustivas en la zona de estudio y su combinación con excavaciones sistemáticas permitirían identificar una secuencia y patrón de asentamiento existente por fase (véase: Meggers, 1999; Morales, 1992). Esto permitiría una exhaustiva evaluación de la relación entre el emplazamiento de los sitios y las fuentes de sal u otros recursos. No obstante, estamos seguros que estos yacimientos salíferos fueron explotados por las sociedades que habitaron la cuenca del Santiago a lo largo del tiempo e influyeron en el emplazamiento de sus asentamientos. De esta manera, Yujagkin habría sido de mucha importancia a nivel económico y cosmológico para los habitantes de Apinkras desde épocas muy remotas. Lo mismo habría ocurrido en el caso de Cueva de los Tayos y su proximidad a Mayalico, o más aún entre Candungos y Onanga. Esta proximidad a fuentes salíferas y el acceso a otros productos permitiría su inserción en las redes de intercambios, cuya escala habría dependido de la productividad de cada fuente, lo cual también necesita ser investigada.

 

 

CONCLUSIONES

La presencia de los seis tipos de botellas identificadas en Apinkras y su distribución entre las cuencas de los ríos Santiago, Morona, Pastaza, Chambira y Napo, nos orienta a considerar una antigüedad en base a las consideraciones de distintos investigadores, las cuales oscilan entre los años 2000 a.C. y 400 d.C. De esta manera, la antigüedad de estas botellas (y probablemente las piezas con decoraciones impresas e incisas) procedentes de Apinkras correspondan a una o más fechas dentro de este lapso de tiempo.  No obstante, para precisar la antigüedad de estos objetos sería necesario la realización de excavaciones arqueológicas y fechados.

La distribución de los diferentes tipos de botellas descritos en el presente artículo nos demuestra que Apinkras estuvo inserto en un área de interacción que incluyo gran parte de la Alta Amazonía (mayormente a través de rutas fluviales), y probablemente otros sitios en los Andes y la Costa en actual territorio ecuatoriano. En dichas interacciones se intercambiaron distintos conocimientos y productos como la sal, que el caso de Apinkras habría sido extraída del sur, en los domos salíferos de Yujagkin.

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a Celso Petsain, Estanislao Pazmiño, Ferran Cabrero, Erik Falcón, Lauren Pratt, Manuel Malaver, Juan Mogrovejo, Helena Rodríguez y Jorge Carranza, quienes contribuyeron de distintas maneras en la realización del presente artículo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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[1] Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú. Email: anthony.villar@unmsm.edu.pe; anlex1234@gmail.com

[2] Pueblo Awajun, Perú. Email: impitii_77@hotmail.com

[3] Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía. Pueblo Wampis, Perú. Email: futuro_teologo2020@hotmail.com