Volumen 12, Número 4, Octubre – Diciembre, 2024, Páginas 4 al 18
DOI: https://doi.org/10.37787/5g6pes31

ARTÍCULO ORIGINAL

Ciudadanía territorial frente al hambre: el rol de las ollas comunes en la estrategia Agustibarrio del distrito de El Agustino, Lima Metropolitana, durante la pandemia por el Covid 19

Territorial Citizenship in the Face of Hunger: The Role of Community Kitchens in the Agustibarrio Strategy of the El Agustino District, Lima Metropolitan Area, during the Covid-19 Pandemic

David Alarcón1*

RESUMEN

El artículo presenta una investigación cualitativa sobre la ciudadanía territorial en los barrios de Santa Isabel y El Independiente, en el distrito de El Agustino, Lima, analizando cómo la Estrategia Agustibarrio, y en particular la acción de las mujeres en las ollas comunes, ejemplifican una ciudadanía territorial basada en el conocimiento del territorio y la colaboración entre actores locales. Enfrentando desafíos como la precariedad socioeconómica, la inseguridad alimentaria y la falta de servicios básicos, agudizados por la pandemia de Covid-19, estas comunidades se movilizaron mediante las ollas comunes como una respuesta solidaria. Los resultados revelan que estas iniciativas no solo satisfacen necesidades inmediatas, sino que también fortalecen el tejido social y promueven una ciudadanía activa y comprometida con el bienestar comunitario, donde las mujeres emergen como líderes que articulan redes de apoyo y se convierten en motores de cambio social en sus barrios. Las conclusiones subrayan que la ciudadanía territorial juega un papel crucial para enfrentar contextos de crisis, permitiendo a los individuos y comunidades reclamar su derecho al territorio y a una vida digna, y evidencian cómo la organización local y la solidaridad pueden contrarrestar las desigualdades estructurales, construyendo un futuro más equitativo para todos los habitantes del territorio.

Palabras clave: ciudadanía, territorio, ciudadanía territorial, Lima, Covid-19

ABSTRACT

The article presents a qualitative investigation into territorial citizenship in the neighborhoods of Santa Isabel and El Independiente in the district of El Agustino, Lima, analyzing how the Agustibarrio Strategy, particularly the actions of women in community kitchens, exemplify a form of territorial citizenship rooted in knowledge of the territory and collaboration among local actors. Faced with challenges such as socioeconomic precarity, food insecurity, and lack of basic services, exacerbated by the Covid-19 pandemic, these communities mobilized through community kitchens as a collective response. The findings reveal that these initiatives not only meet immediate needs but also strengthen social cohesion and promote active citizenship committed to community well-being, with women emerging as leaders who build support networks and become drivers of social change in their neighborhoods. The conclusions highlight that territorial citizenship plays a crucial role in navigating crisis contexts, enabling individuals and communities to claim their right to territory and a dignified life, and demonstrate how local organization and solidarity can counteract structural inequalities, building a more equitable future for all inhabitants of the territory.

Keywords: citizenship, territory, territorial citizenship, Lima, Covid-19

*Autor para correspondencia

INTRODUCCIÓN

Los procesos de ciudadanía están profundamente ligados al territorio, un espacio de poder donde convergen intereses comunitarios (Gutiérrez y Sánchez, 2011). Además, la acción ciudadana se nutre de prácticas sociales derivadas del uso del espacio, los recursos y el conocimiento territorial. En ese sentido, en contextos de deficiencia estatal, la participación comunitaria se vuelve esencial en la construcción de ciudadanía. Tanaka (1999) analiza esta forma de ciudadanía en el espacio urbano, sugiriendo que las redes de colaboración permiten a la población forjar ciudadanía en lo cotidiano, estableciendo vínculos para obtener beneficios. Este enfoque da lugar al concepto de red de ciudadanía, donde los sujetos cooperan en busca de beneficios sociales, aun sin acción estatal directa (Alarcón, 2023).

En esa línea, esta investigación tiene como objetivo describir el proceso y las características de la construcción de la ciudadanía territorial en espacios urbanos periféricos, específicamente a partir de las actividades de mujeres en torno a las ollas comunes en los barrios de Santa Isabel y El Independiente en el distrito de El Agustino, Lima. Estos barrios forman parte de la Estrategia Agustibarrio, liderada por Servicios Educativos El Agustino (SEA2) y destacaron durante la pandemia por su organización territorial y estrategias para contrarrestar sus necesidades de alimentación y servicios básicos. Para estudiar y analizar la relación entre ciudadanía y territorio, se presentan tres conceptos clave: ciudadanía, territorio y ciudadano(a) territorial.

Sobre la ciudadanía

Esta investigación analiza el concepto de ciudadanía desde una perspectiva histórica, comenzando con el enfoque post-Segunda Guerra Mundial (1945), cuando el Estado se centró en la reconstrucción de territorios y la satisfacción de necesidades básicas. Marshall (1949) desarrolló una teoría de ciudadanía basada en derechos civiles, políticos y sociales. Con la crisis del Estado de Bienestar, la ciudadanía se vinculó más estrechamente con la participación pública, siendo objeto de críticas por parte de pensadores como Habermas (1962), Arendt (1973) y Rawls (1975). Esta evolución dio lugar a nuevas perspectivas sobre la ciudadanía, como la Ciudadanía Diferenciada y Multicultural, propuestas por Young (1989) y Kymlicka (1996), que se enfocan en los derechos de comunidades marginadas. En la era de la globalización, temas como la migración y la transnacionalidad han sido explorados por Cortina (1997), Sassen (2006) y Ong (2012).

Además, la investigación considera teorías de ciudadanía en el contexto latinoamericano y peruano, con un enfoque en la consolidación democrática (Mainwaring, 2007; Cotler, 2013) y la progresión no lineal de derechos, destacando los desafíos y retrocesos en la adquisición de derechos sociales (López, 1997; Jelin, 2004; Calderón, 2016). El componente cultural de la ciudadanía, que aborda la inclusión de diversas identidades, es analizado por Fuller (2003), Ilizarbe (2005) y Ames (2002). Finalmente, la participación ciudadana y el rol de las organizaciones sociales en la configuración de la ciudadanía en contextos locales son estudiados por Ávila (2003), Dagnino (2004), Tanaka (1999), Piazza (1999) y Lynch (2000).

Sobre el territorio

En esta investigación, el territorio se entiende como un espacio geográfico íntimamente ligado a las relaciones de poder (Haesbaert, 2004). Esta noción, con raíces en el siglo XIX a través de Friedrich Ratzel, define el territorio como una extensión de tierra apropiada por un grupo humano para explotar sus recursos y establecerse (Schneider y Peyré, 2006). Las dinámicas de dominación y expansión entre los habitantes surgen de la competencia por el acceso y control de estos recursos, resaltando la interrelación entre territorio, recursos y poder. Schneider y Peyré (2006) proponen tres enfoques para entender la relación entre el Estado y la sociedad en relación con el territorio: el Estado-nación, que ve el territorio como una entidad políticamente delimitada; la perspectiva del sujeto, que lo aborda desde la pertenencia e identidad colectiva; y la perspectiva del espacio acotado, donde un grupo social ejerce control para sus intereses particulares.

Siguiendo este enfoque, la investigación concibe la territorialidad desde tres aspectos fundamentales (Avendaño, 2010): el vínculo del individuo con el territorio a través de la identidad y pertenencia; las dinámicas de poder que configuran el espacio, revelando tensiones sociales; y la expresión única de cómo se ocupa el territorio, manifestando diversas prácticas culturales y sociales.

Ciudadanía territorial en los barrios de Santa Isabel e Independiente

Esta investigación introduce el concepto de “ciudadanía territorial”, entendido como el proceso mediante el cual los sujetos ejercen su ciudadanía a través del conocimiento y la participación en su territorio, promoviendo y fortaleciendo la democracia. El "ciudadano territorial" se forma mediante estímulos internos y externos que lo movilizan a través de procesos de formación ciudadana enfocados en la territorialidad (Gutiérrez y Sánchez, 2017). El estudio se centra en los barrios de Santa Isabel e Independiente en El Agustino, un distrito con 198,862 habitantes, que enfrenta desafíos en salud pública y urbanización no planificada. Aunque estos barrios, surgidos en los años 50’, han mejorado su infraestructura, aún lidian con problemas de hacinamiento, inseguridad y desempleo juvenil (Servicios Educativos El Agustino, 2019). La estrategia Agustibarrio (2019-2022), apoyada por la ONG SEA, resalta la participación comunitaria en iniciativas como las ollas comunes durante la pandemia. Estas acciones demuestran cómo la ciudadanía territorial puede superar obstáculos y encontrar soluciones en tiempos de crisis, subrayando la importancia de los ciudadanos territoriales en la mejora de su entorno.

MATERIALES Y MÉTODOS

A nivel metodológico, la investigación es cualitativa, utilizando principalmente entrevistas, grupos focales y observaciones participantes en torno a las actividades de los actores involucrados. En ese sentido, la población de estudio han sido las organizaciones e instituciones inmersas en la Estrategia Agustibarrio. Se llevaron a cabo dos entrevistas semiestructuradas con representantes del SEA, una entrevista con los representantes de las juntas directivas de los barrios El Independiente y Santa Isabel, dos grupos focales con las coordinadoras de las ollas comunes (uno por barrio) y una entrevista con las coordinadoras generales de las ollas comunes de cada barrio. Además, como parte de la validación de los resultados, se realizó un taller de presentación de resultados con representantes del SEA y de las ollas comunes.

Por otro lado, al analizar las redes de ciudadanía local en los barrios de Santa Isabel y El Independiente, se observa la participación continua de organizaciones vecinales, instituciones públicas, ONGs y la Iglesia. En este sentido, se ha elaborado una tabla (Tabla 1) que identifica los principales actores involucrados en la implementación de la estrategia Agustibarrio en ambos barrios. Para ello, se ha clasificado a los actores en diferentes categorías.

Tabla 1

Caracterización de actores de Agustibarrio

TIPO DE ACTOR ACTOR
Institución Pública (IPu) Municipalidad Distrital de El Agustino (1)
Comisaria PNP San Pedro (2)
Comisaría PNP El Agustino (3)
Fiscalía de la Familia (4)
Comisaria de la Familia (5)
Centro de Emergencia Mujer (CEM) - MIMP (6)
I.E. Jorge Basadre (7)
Estrategia Barrio Seguro - MINTER (8)
Institución Privada (IPr) Servicios Educativos El Agustino (SEA) (1)
Capilla San Judas Tadeo (Parroquia La Virgen de Nazaret) (2)
Organización territorial (Ot) Junta Directiva Vecinal Central Independiente (1)
Junta Directiva Vecinal Central Santa Isabel (2)
5 Comités Vecinales Zonales del A.H, Independiente (3)
9 Comités Vecinales del A.H. Santa Isabel (4)
Agrupaciones Sociales (As) Comedor Popular Las Nazarenas (1)
Comité de Vaso de Leche (2)
Promotoras Barriales Contra la Violencia (3)
Hermandad Capilla San Salvador (4)
Grupo Cultural José María Arguedas (5)
Organización de Ollas Comunes (6)
Comité Comunitario AntiCovid (7)

Por último, el análisis de las redes se ha realizado a través del software UCINET, desde donde se ha podido procesar la información necesaria sobre los vínculos de cercanía, es decir, de trabajo coordinado entre los diversos actores de Agustibarrio. En ese sentido, el software analiza en qué medida esta cercanía entre actores permite formar una red densificada, que se fortalece a partir de sus vínculos.

RESULTADOS

Sobre las redes

El software UCINET permitió procesar información relevante sobre los vínculos de colaboración entre los diversos actores involucrados. Este software examinó la proximidad de las relaciones laborales entre estos actores y evaluó en qué medida esta cercanía contribuyó a la formación de una red densa, fortaleciéndose a través de sus interconexiones.

Los resultados obtenidos indicaron que la red de Agustibarrio se mostraba cohesionada o compacta, evidenciando un alto índice de densidad en sus interacciones cotidianas (Tabla 2). Esto implicaba que entre los actores involucrados existía un intercambio reciproco de relaciones. Los principales impulsores de esta red incluyen a la municipalidad, SEA y las organizaciones de liderazgo de cada barrio. En consecuencia, estos hallazgos nos permitieron identificar los actores clave que han sustentado el proceso de articulación de la estrategia Agustibarrio.

Tabla 2

Indicadores de valor de prestigio sobre la red Agustibarrio

INDICADOR VALOR PRESTIGIO RANGO
Densidad 31.9% Alto
Reciprocidad 67.5% Alto
Intermediación (Betweenness) 22.91% Alto
Grado de centralidad-Grado de entrada (Degree IN) 40% Medio
Grado de centralidad-Grado de salida (Degree OUT) 55.75% Alto
Cercanía de entrada (Closeness IN) 39.54% Alto
Cercanía de salida (Closeness OUT) 60.37% Alto

Por otro lado, basándonos en los datos presentados en la Tabla 2, en términos de los criterios de prestigio en redes, se pudo concluir que la red se caracterizaba por una alta densidad (31.9%), lo que significa que había conexiones significativas entre los miembros de la red que también se traducían en una alta reciprocidad (67.5%) entre los actores, evidenciando relaciones simétricas entre ellos. Luego, el porcentaje de intermediación en toda la red fue considerablemente alto (22.91%), indicando la presencia de nodos importantes que actuaban como vínculos entre dos actores dentro de la red, funcionando como puentes entre individuos o instituciones.

Además, entre los actores que destacaban como intermediarios en mayor medida (Tabla 3) se encuentran el SEA, con un nivel alto, seguido por la Municipalidad de El Agustino y las juntas directivas de cada barrio, que muestran un nivel medio. Estos hallazgos resaltaron la importancia de estas tres instituciones u organizaciones, las cuales, como se discutirá más adelante, fueron fundamentales para la consolidación de la estrategia de Agustibarrio.

Tabla 3

Resultados de algunos actores en torno a intermediación

INDICADOR ACTOR VALOR PRESTIGIO RANGO
Intermediación (Betweenness) Pr1 25.73% Alto
Ot1 13.70% Medio
Ot2 13.60% Medio
Pu1 12.64% Medio

Finalmente, la Figura 1 nos brinda una visualización clara de la estructura de la red que conformó Agustibarrio. Se observa que los actores con un mayor valor de intermediación se representan con un tamaño más grande (el SEA, la Municipalidad y las juntas directivas barriales), destacando su importancia en la red. Además, se aprecian relaciones de reciprocidad significativas (flechas rojas de ida y vuelta), lo que indica que los actores no solo emiten información o acción, sino que también la reciben activamente.

Figura 1

Resultados de algunos actores en torno a intermediación

Planificación territorializada

Cuando se realizó el análisis de datos secundarios sobre Agustibarrio, los diversos actores de la Estrategia se encontraban inmersos en el proceso de planificación anual para el año 2021. Durante este análisis, se observó que los planes de las organizaciones barriales se estaban desarrollando de manera coordinada. Cada uno de los actores locales tenía su propio plan, pero trabajaban en conjunto. Estos actores se reunían en sesiones de trabajo para compartir y articular sus planes, lo que resultaba llamativo, sobre todo al vincular esta planificación organizativa con los planes del distrito.

Al revisar el Plan de Desarrollo Local Concertado (PDLC) (Municipalidad Distrital de El Agustino, 2015), el Plan de Desarrollo Estratégico Local (PDEL) (Municipalidad Distrital de El Agustino, 2017) y el pacto de gobernabilidad de los Cerros Unidos de El Agustino, se pudo identificar una conexión o diálogo entre ellos, especialmente en temas específicos que requerían una intervención territorial. Estos temas incluían la promoción de un comercio activo y formal, la gestión de riesgos de desastres en áreas con viviendas vulnerables, la acción por la salud dirigida a combatir la desnutrición infantil y la tuberculosis, el fortalecimiento de actividades culturales, la promoción de espacios públicos recreativos y la acción contra la inseguridad ciudadana.

En este sentido, la planificación concreta llevada a cabo por los actores de Agustibarrio se conectaba conscientemente con el pacto de gobernabilidad, y este a su vez con los planes de desarrollo para el distrito de El Agustino. Así, se estaba desarrollando un proceso en el cual los actores del barrio respondían a una planificación más amplia: la del territorio agustiniano.

En esa línea, la Tabla 4 organiza algunas de las actividades realizadas por los actores involucrados en Agustibarrio en respuesta a los temas generales de la planificación para el desarrollo del distrito de El Agustino (Servicios Educativos El Agustino, 2016a, 2016b). Como se puede observar, cada tema cuenta con actividades específicas, y aunque cada barrio tiene su propia dinámica, estas actividades se complementan dentro de la plataforma que ofrece Agustibarrio. Resulta interesante destacar que, al consultar al coordinador de Agustibarrio, perteneciente al SEA, sobre si la planificación de actividades se había basado en el PDLC, el PDEL o el pacto de gobernabilidad, señaló que no necesariamente, sugiriendo que esta conexión podría haber sido una coincidencia. Sin embargo, se destaca cómo esta conexión permitió la implementación de un plan más amplio a partir de acciones concretas.

Tabla 4

Actividades planificadas por Agustibarrio en función a los temas de planificación del distrito de El Agustino

Temas de planificación distrital Santa Isabel El independiente
Promoción de un comercio activo y formal. Gestión de actividades que promuevan el fortalecimiento de capacidades para el trabajo.  Gestión de recursos para emprendimientos económicos en situaciones de vulnerabilidad.
Gestión de riesgos de desastres de zonas con viviendas vulnerables.  Identificación de zonas vulnerables. Gestión para mantenimiento de laderas, escaleras y muros.  Gestión de expedientes técnicos: muros, escaleras y barandas. 
Acción por la salud: frente a la desnutrición de niños y niñas, abordaje de la tuberculosis y covid-19. 

Capacitación en salud primaria, primeros auxilios y atención temprana frente al Covid-19.

Pruebas covid-19 a miembros de comité anticovid y ollas comunes.

Observatorio de la salud barrial. 

Teleconsultas.

Prevención y vigilancia de las medidas sanitarias. 

Gestión de desinfección de las vías y espacios públicos. 

Mapeo de personas vulnerables para la atención por los establecimientos de salud.

Fortalecimiento de actividades de recreación cultural.  Promoción de actividades festivas en el barrio o co-coordinadas con otros barrios.  Promoción de actividades festivas en el barrio o co-coordinadas con otros barrios.
Promoción de espacios públicos recreativos.  Participación en muralización y limpieza de calles y escaleras del barrio.  Promoción de jornadas de mejoramiento físico-ambiental de los pasajes y losas. Gestionar el recojo de montículos de desmonte y basura con la participación de vecinos.
Acción frente a la inseguridad ciudadana y la violencia frente a la mujer. 

Acciones de sensibilización. 

Talleres de fortalecimiento de capacidades. 

Acciones que favorezcan la prevención de la violencia hacia la mujer en la comunidad. 

Acciones de sensibilización. 

Capacitación en temas de derechos humanos, ciudadanía y violencia de género. 

Acciones frente a necesidades sociales.

Acción de ollas comunes. 

Capacitaciones para mejorar el desempeño de las ollas comunes. 

Padrón y mapeo de personas vulnerables.

Apoyo a niños, niñas y adolescentes con materiales de estudio. 

Acción de ollas comunes.

Gestión de alimentos y recursos.

Padrón de beneficiarios vulnerables. 

Apoyo a escolares en el acceso a internet y servicio de fotocopiado.  Fortalecer el servicio del comedor popular. 

Planificación articulada

Por otro lado, la Figura 2 nos ofrece una visión del proceso de implementación de una planificación concreta y su conexión con el desarrollo del territorio del distrito. En primer lugar, partimos de una problemática identificada, ante la cual los actores se han reunido bajo el liderazgo de la Municipalidad de Lima para realizar una planificación participativa, buscando representar a los diversos sectores del distrito. Como resultado de este proceso, surgirán el PDLC y el PDEL, que actúan como guías para las autoridades locales en su labor de generación de desarrollo. Estos planes se construyen de manera colaborativa por los diversos actores del territorio, no siendo una tarea exclusiva del alcalde y su equipo, sino una construcción compartida y participativa.

Sin embargo, en muchas ocasiones, esta planificación no se considera debidamente y queda solo como un trámite. Por ello, surgen otros procesos que buscan ajustar o comprometer la labor municipal con las necesidades locales, como el pacto de gobernabilidad, en este caso el de Cerros Unidos, donde se encuentran los barrios comprometidos con la estrategia de Agustibarrio.

En este contexto, vemos cómo la planificación se vuelve cada vez más concreta a través de la experiencia de los barrios Santa Isabel y El Independiente. Es en estos barrios donde la estrategia Agustibarrio se enfoca en aspectos como el género, el desarrollo comunitario y la intergeneracionalidad, fomentando una plataforma de acción donde los diversos actores locales puedan trabajar de manera articulada.

Además, en este proceso se evidencia una articulación tanto horizontal como vertical entre los actores. La horizontal se da entre las organizaciones locales, mientras que la vertical conecta los programas de los sectores del Estado Nacional, la municipalidad de Lima Metropolitana y el municipio de El Agustino con las organizaciones sociales de base.

Al profundizar en el análisis de esta red, identificamos tres componentes que sostienen la estrategia Agustibarrio y cuyo fortalecimiento es fundamental para su dinamismo: el político, representado por la Municipalidad de El Agustino; el técnico, liderado por el SEA; y el organizacional, relacionado con las juntas directivas de las organizaciones de base. Si alguno de estos componentes fallara, la estrategia no podría abordar eficazmente los problemas que enfrenta.

En resumen, Agustibarrio permite llevar a cabo una planificación más concreta a nivel distrital y garantiza una mayor participación y compromiso de la municipalidad en las iniciativas barriales. Al situar a la municipalidad como líder de Agustibarrio, se compromete directamente con las actividades generadas dentro de esta estrategia.

Figura 2

Proceso de planificación articulada en el distrito de El Agustino

Sobre las ollas comunes

Por último, es preciso realizar una breve descripción de los hallazgos sobre el actor principal de esta investigación: las ollas comunes. En ese sentido, se debe señalar que estas surgieron como una respuesta a la necesidad y desamparo generado por la pandemia de Covid-19 en los barrios de Santa Isabel y El Independiente. En Santa Isabel, se establecieron cuatro ollas comunes: Erasmo Rodríguez (ubicada en la casa comunal), La Carretera, El Señor es mi Pastor y Parque Infantil. Estas ollas beneficiaron a aproximadamente 250 personas, atendidas por alrededor de 20 mujeres comprometidas con su gestión diaria. La primera olla se estableció en mayo de 2020 en la casa comunal, y con el aumento de beneficiarios, se establecieron otras ollas en puntos estratégicos del cerro para cubrir diferentes zonas.

En El Independiente, se crearon seis ollas comunes: 25 de abril (frente al local comunal), San Salvador, Los Vencedores, Losa Deportiva C y Las Nazarenas. Estas ollas beneficiaron a entre 300 y 350 personas, con la participación activa de 15 a 18 mujeres. La primera olla se inició en la casa de una vecina en la zona baja del cerro, lo que motivó a los residentes de las zonas altas a organizar sus propias ollas comunes. Estas descripciones muestran cómo la población local, particularmente las mujeres líderes, se organizan en su territorio para atender las necesidades de los más vulnerables. En un entorno geográficamente accidentado, las estrategias incluyen la distribución espacial de las ollas y la gestión de diversos espacios públicos, comunitarios o privados para su establecimiento.

DISCUSIÓN

Después de explorar las características del territorio, los actores involucrados y las formas de organización y planificación desde el territorio, pasamos a analizar los hallazgos sobre la territorialización de la ciudadanía.

Para comprender el vínculo entre la ciudadanía y el territorio en el caso de Agustibarrio, como postula Avendaño (2010), es fundamental partir de las manifestaciones de identidad en las acciones de los actores en su intervención cotidiana en el territorio, las cuáles son muy figurativas y evidentes. En todas las actividades realizadas dentro y fuera del barrio, los integrantes de cada organización social estaban claramente identificados con chalecos de su agrupación, cada uno con un color representativo. Por ejemplo, el SEA utiliza el color beige, el Comando Anticovid el celeste, la municipalidad el verde, las mujeres de las ollas comunes el azul, etc. Esta práctica no solo fortalece el sentido de pertenencia y la identidad de cada grupo, sino que también visualiza la diversidad de actores involucrados en la construcción de la ciudadanía territorial, resaltando su presencia y compromiso en el espacio común que comparten.

Además, al entrevistar a las personas, se constató que el vínculo de pertenencia con cada barrio está relacionado con el lugar de nacimiento en el distrito o la tradición de participación de sus padres o abuelos en espacios de toma de decisiones, como las juntas vecinales o los vasos de leche. Esto demuestra la importancia de la historia y la experiencia familiar en la participación comunitaria, lo que motiva a continuar con esa labor. Es interesante observar que la participación de niños y niñas en trabajos o eventos comunitarios sigue siendo común, lo que evidencia un proceso intergeneracional activo en estos barrios, abordado como enfoque por la estrategia Agustibarrio.

El vínculo entre los ciudadanos y el territorio en los barrios de Santa Isabel y El Independiente se basa en procesos históricos e identitarios, como bien destaca Kynlicka (1996) para abordar la idea de una ciudadanía multicultural; que en nuestro caso se reflejan también en el espacio físico, especialmente en el uso de espacios públicos como las calles, que se convierten en el escenario de las relaciones comunitarias y los procesos de ciudadanía.

Durante el año 2021, entre el 23 y el 25 de julio, ambos barrios llevaron a cabo una serie de actividades para celebrar el bicentenario del Perú. Los organizadores destacaron que después de mucho tiempo estaban realizando una actividad conjunta, ya que anteriormente las actividades estaban centradas en sus propios barrios. Este evento no solo los unió en organización, sino también en el espacio físico, ya que las actividades se llevaron a cabo en el límite geográfico de los dos asentamientos. Este tipo de dinámicas sociales manifiestan claramente como el territorio, en este caso el límite entre barrios denota la presencia de relaciones de poder (Haesbaert, 2004); que pueden ser de tanto de conflicto o de cooperación.

Es importante señalar que la calle, debido a la falta de espacios públicos, se convierte en el escenario principal para celebrar eventos comunitarios. Además, cada barrio tiene su casa comunal y su uso comunitario es representativo de la relación de la ciudadanía con el espacio y el territorio. Un aspecto destacable es la versatilidad de estas casas, que se adaptan a las necesidades de la comunidad. Desde la realización de eventos culturales comunitarios hasta la realización de velorios, demuestran cómo la comunidad se apropia creativamente de los espacios comunitarios para resolver sus necesidades. Esta flexibilidad también se refleja en el uso del primer piso como cochera, lo que subraya la importancia de la comunidad en la gestión y el aprovechamiento de los recursos locales.

Por último, en el caso de las ollas comunes, para comprender este proceso comunitario liderado por mujeres, es crucial considerar la historia de la organización en el distrito. Durante los años 90’, en medio del terrorismo, las mujeres tomaron un papel protagónico en la organización comunitaria a través de comedores populares y vasos de leche, construyendo solidaridad y resistencia. Esto se comprende claramente desde la perspectiva de la ciudadanía peruana a través de las investigaciones de Fuller (2003), Ilizarbe (2005), Tanaka (1999), Lynch (2000), entre otros; que se ha buscado organizar en la introducción de este artículo. En esa línea, este tipo de ciudadanía se reflejó nuevamente como respuesta a la crisis provocada por la pandemia de Covid-19; en una situación, donde bien se puede recurrir al planteamiento de Mainwaring (2007): los Estados en América Latina son deficiente para resolver ciertos servicios básicos de la población

Por otro lado, teniendo en cuenta la definición de ciudadanía territorial de Gutiérrez y Sánchez (2017), el papel de la mujer se fortalece por su conocimiento de las realidades locales y su experiencia en la gestión del hogar. Su participación en la comunidad refleja su papel dentro de sus propias familias. En algunos eventos, las coordinadoras de las ollas comunes destacaron la importancia de la solidaridad y la organización ante la crisis económica generada por la pandemia. En un evento durante el año 2021 algunas mujeres realizaron las siguientes afirmaciones: “somos testigos de la crisis económica que se viene viviendo por la pandemia”; “ante el miedo y la indiferencia, ponemos la solidaridad”; “nuestra respuesta ante la crisis es organizada”; “la realidad no es nueva, es una realidad de décadas y la conocemos”; “lo hacemos por el pueblo, por los semejantes”.

Este compromiso no es nuevo y refleja una comprensión profunda de las desigualdades estructurales existentes en la sociedad. Las ollas comunes abordan las necesidades básicas de la población más vulnerable, como niños, ancianos, mujeres mayores y personas con discapacidad, con un sentido de solidaridad por sus semejantes. Además, este proceso destaca tres características clave de la ciudadanía territorial encarnada por las mujeres de las ollas comunes. Por un lado, el liderazgo femenino, las mujeres han asumido un liderazgo visible en la organización social, que se remonta a décadas atrás y se refuerza en tiempos de crisis. Otro aspecto es la voluntad y solidaridad, la ciudadanía se manifiesta a través de la voluntad de ayudar y la solidaridad con los demás, incluso en situaciones adversas. En algunas intervenciones las mujeres comentaban: “el Covid nos estigmatizó, puso barreras, pero la solidaridad nos unió”; “fui viendo cómo se organizaban, me ayudaron, y mi forma de retribuir fue ayudar también”. Finalmente, otra característica fundamental fue la construcción de redes; la acción colectiva de las ollas comunes no se limita a sus propios barrios, sino que se conecta con otras organizaciones locales y se convierte en una expresión de la comunidad en sí misma. En cierta ocasión las coordinadoras de las ollas comentaron: “nuestros dirigentes nos apoyaron, estuvo el SEA y la Municipalidad también”; “hicimos una olla en la parte baja para incentivar a los vecinos de la parte alta”.

Este enfoque comunitario, liderado por mujeres, refleja una ciudadanía arraigada en el territorio y comprometida con el bienestar de todos sus habitantes. Es una ciudadanía que entiende su entorno, aprovecha sus recursos y se moviliza estratégicamente para abordar las necesidades locales de manera descentralizada y solidaria.

CONCLUSIONES

Luego de presentar los hallazgos, y respondiendo al objetivo general de esta investigación, la cual ha sido presentada y validada en su momento por las mujeres de las ollas comunes, se concluye que:

La estrategia de Agustibarrio, que congregó a distintos actores territoriales de los barrios de Santa Isabel y El Independiente en el distrito de El Agustino, se formuló como una plataforma de planificación y acción, la cual ha estado conectada directamente a los propósitos de desarrollo que desde el gobierno local se han propuesto. Esto permitió que, desde lo concreto, desde experiencias locales, y la contextualización de la realidad, se fomente una participación articulada y densificada en sus relaciones. Todo ello en favor del desarrollo local.

Por otro lado, que la Municipalidad del distrito liderara esta estrategia, permitió darle un componente político importante; que como se ha argumentado desde la voz de los mismos vecinos, la municipalidad siempre estuvo presente en las actividades dentro del marco de Agustibarrio, y respondió a las propuestas generadas por los actores involucrados. En esa línea, es imprescindible que la estrategia fortalezca los 3 elementos que la componen: el político (liderado por la municipalidad local), el técnico (que fue liderado por la ONG SEA) y el organizacional (promovido por la acción de las organizaciones de base).

Asimismo, desde la estrategia Agustibarrio se denota la organización en función del territorio, empezando por la gestión y acción de las organizaciones respondiendo al contexto socio político, económico y ambiental, de cada uno de sus barrios: Santa Isabel y El Independiente. A partir del caso de estudio analizado, se visibiliza cómo para activar una acción social: la construcción de una olla común, la población se agencia de recursos y medios que tienen en su territorio (y también fuera de él), y luego, para tener una cobertura con su servicio, el conocimiento de su espacio les permite pensar en estrategias de descentralización de la acción. Esto porque, al ser un cerro en pendiente y con estructuras en riesgo, muchos de los beneficiarios (adultos mayores, personas con discapacidad, etc.) se veían limitados para acercarse a las partes bajas del cerro, donde inicialmente se activaron las ollas comunes.

Luego, la ciudadanía vinculada al territorio es una manifestación de la acción social en el Agustino. Como se ha mencionado anteriormente, los vecinos y vecinas conocen su barrio, lo que tienen y lo que no, sus limitaciones y potencialidades, desde donde pueden emprender iniciativas en favor de la comunidad. Este conocimiento parte de la experiencia de vínculo con el distrito, ya sea porque nacieron en él o porque llegaron desde pequeños y se involucraron en la dinámica comunitaria. Además, se debe destacar que el vínculo y conocimiento de su propio territorio tiene que ver con iniciativas para fomentar una cultura vinculada a la historia del Agustino, es decir, fortalecer una identidad agustiniana.

Por último, en muchas de las actividades comunitarias el liderazgo o dirigencia tiene rostro de mujer. Son las mujeres las que están vinculadas a actividades sociales en favor de los vecinos menos favorecidos. En esa línea, esta investigación nos ha permitido confirmar que la acción social de las mujeres en el espacio público (el barrio) es una proyección de la acción de cuidado que tienen en sus propias familias. Ellas conocen muy bien las estrategias para agenciarse de recursos para alimentar y cuidar a sus familias. A través de las ollas comunes, este tipo de acción se ha visto proyectada en las estrategias que han tomado para instalar diversas ollas comunes a lo largo de las laderas de sus barrios.

Desde la experiencia de las ollas comunes, se puede distinguir que este tipo de iniciativas tienen potencialidad para el desarrollo local, ya que fortalecen la organización entre vecinos y, además, abordan una problemática social que ni el mismo Estado puede hacerse cargo: el hambre y abandono de la población vulnerable.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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  1. Centro de Estudios de la Argentina Rural de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina. Email: david1.159@gmail.com↩︎

  2. Organización fundada por la Compañía de Jesús del Perú (Jesuitas) el año 1978.↩︎